Redacción
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Con tambores y sonidos típicos de China comenzó una de las historias más emblemáticas en la literatura universal que versa sobre un príncipe que decide castigar la muerte de su padre, asesinado por su propio hermano. La venganza del príncipe Zi Dan, de la Shanghai Peking Opera Troupe, fue bien recibida y muy ovacionada, por el público, en la edición 40 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
Una de las obras más famosas de William Shakespeare fue reinterpretada por la compañía china, que respetó los conflictos éticos planteados en los personajes originales y solamente realizó mínimas modificaciones para adaptar la pieza al estilo de la ópera de Pekín. Hamlet con sus dudas perennes hizo un recorrido de Dinamarca a China y en el trayecto cambió de nombre y vestiduras pero jamás de convicción.
El escenario del Teatro Juárez abrió su telón y develó una ciudad roja en la cual un crimen se cometió: el rey Yong Bo fue asesinado y su joven hijo Zi Dan decidió vengar su muerte, después de que en una noche oscura, llena de neblina y truenos, se apareció el fantasma de su padre para contarle la verdad detrás de su muerte.
Zi Dan, vestido de blanco porque es el color que representa el luto paterno, transita por la locura, la venganza, la duda y la transgresión y a su paso desenmascara la cobardía de su tío Yong Shu, el amor contrariado de su novia Yin Li, la debilidad de su madre Jiang Rong, la rabia del príncipe Yin Fu y también sus propias reflexiones.
Durante la representación del asesinato del rey Yong Bo, escena clave de la obra, no hay diálogos, los actores utilizan sus cuerpos y gestos para transmitir las emociones que les crea observarse en un perverso espejo.
La muerte cubre el escenario, tirados e inertes se encuentran el egoísmo y el sufrimiento, pero también la satisfacción de cumplir una promesa, ese “platillo que se sirve frío”.
Con una fusión de tradiciones orientales y occidentales, la compañía unió las técnicas Jingju de música, acrobacia, cantos, mímica y danza, con el trabajo actoral que se enfrenta a cuestiones morales, las cuales provienen del texto isabelino y de la tradición dramática europea. La ritualidad de los movimientos, la aguda manera de cantar, el
colorido de los atavíos y los sonidos de los instrumentos chinos están presentes durante la puesta en escena.
La escenografía estuvo integrada por dos cambios de decoración: el primero consistió en cuatro paneles con grabados de dragones con una delgada manta azul al fondo, mientras el segundo lo formaron dos tablas con escritos en chino, además de cinco asientos.
Creada por la Shanghai Peking Opera Troupe en 2005 para participar en un festival dedicado a Hamlet en Dinamarca, la propuesta mostró el colorido y los cantos estridentes característicos de la ópera de Pekin y además presentó un ritmo diferente de la acción escénica.
Dirigida por Shi Yukun, en la ópera participaron Fu Xiru, como el príncipe Zi Dan; Guo Ruiyue (Jiang Rong); Zhao Huan (Yin Li); Zhu Heji (Yin Fu); Chen Yu (Yong Shu) y Geng Lu en el papel de Yong Bo. Completaron el equipo creativo el compositor musical Jin Guo-Xian y el dramaturgo Feng Gang.
Shi Yukun, director principal de la compañía, tiene un amplio repertorio de óperas chinas de varios estilos tradicionales (Pekín, Kungu, Yueju), además de producciones contemporáneas. Su tarea primordial es recuperar temas de óperas tradicionales para darles una identidad diferente frente a nuevos espectadores.
Shanghai Peking Opera Troupe, fundada en 1955, cuenta con un repertorio de más de mil 400 montajes. El grupo combina modernidad y tradición y constantemente desarrolla nuevas obras y talentos. De Shakespeare cuenta también con una adaptación de El rey Lear.