Eloisa Juárez
GtoViaja!
Mireya Carrera Bolaños, la única mujer y la más chica en su familia, desde pequeña pintaba y cosía la ropa de sus muñecas. Poco a poco utilizaba los elementos que tenía cerca de sus manos como papel, pegamento y tijeras para hacer pequeñas figuras y así fue descubriendo su pasión por el arte.
“En las escuelas me sentaba hasta atrás y me tapaba del maestro, me dedicaba a hacer dibujos en mis cuadernos, recortaba las figuritas y les hacía su ropa”.
Aunque inició sus estudios de veterinaria, la artista dijo que prefirió dejarle el lugar a alguien más porque no soportaba el tener que sacrificar animales para experimentar con ellos. No era lo suyo.
Narró que cuando se casó, decidió estudiar una carrera relacionada con el arte en donde aprendió técnicas y diferentes modos de hacer obra.
Empezó con cestería, corte y confección, talla en madera, vitrales, repujado en metal y últimamente la cerámica, que le ha traído mucha satisfacción a nivel personal y hasta económica.
Detalló que tiene diversas exposiciones individuales y colectivas que le han permitido llevar su arte a Estados Unidos, Cuba y Japón.
“Hay piezas mías en el Museo del Juguete en Alemania, hice algunas minaturas y las obsequie cuando tomé un curso de títeres. Hice marionetas chiquititas, se las regalé y me dijeron que iban a estar expuestas en Alemania”.
Mireya Carrera añadió que los reconocimientos que ha obtenido han sido gracias a los alebrijes monumentales, fotografía creativa de obra y fotografía de calaveritas.
Por el momento, la artista exhibe su trabajo en la exposición “Tradiciones muy catrinas” en el Hotel Misión Casa Colorada, de Guanajuato capital, 17 obras hechas de cerámica, cartonería y puntura en acrílico.
