Redacción
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El Festival Internacional de Cine de Guanajuato y el Giffoni de Italia se fusionan a través de tres jóvenes mexicanos amantes del cine; ambos festivales contribuyen al intercambio cultural, educativo y a la generación de nuevo aprendizaje cinematográfico para fomentar nuevas generaciones de cineastas desde temprana edad.
“Me sentí como Tarantino, Iñárritu o Burton…”, la guionista en ciernes.
“El festival me marcó tanto que dudo pueda olvidarlo algún día”, el ojo agudizado.
“Me quedo con todos los consejos de los actores profesionales de nunca darme por vencida”, la novel actriz.
Amigos de diversas partes del mundo que seguirán vigentes a través de las redes sociales, contacto con grandes personalidades del cine a nivel internacional, historias de vida grabadas para siempre en la memoria y mucho aprendizaje en torno a la industria cinematográfica, fue parte de lo que tres jóvenes mexicanos amantes del cine, experimentaron al conformar un jurado juvenil en el Festival de Cine de Giffoni, mismo que se realiza en la ciudad italiana de Giffoni Valle Piana.
Este encuentro fue fundado en 1971 por el director artístico Claudio Gubitosi, se enfoca en la promoción de películas destinadas al público infantil y juvenil, así que son los propios niños y jóvenes los que conforman los jurados. Es el más importante del mundo en su tipo y tienen la importante misión de crear una cultura cinematográfica en los niños y jóvenes, es decir, contribuir a una formación primaria que se traduzca en mejores resultados fílmicos.
En un hecho sin precedentes para nuestro país, el Festival de Giffoni, invitó al Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), a seleccionar a un grupo de jóvenes de entre 12 y 17 años de edad para ser parte de este encuentro fílmico, y de esta manera, empleando como vinculo al séptimo arte, propiciar el intercambio cultural y educativo entre ambas naciones.
“Fue una de las experiencias más extraordinarias de mi vida. Hay cientos de chavos, así que puedes crear amistades buenas y duraderas. Al mismo tiempo, aprendes mucho; conoces directores, actores, productores. Se trata de algo a lo que difícilmente podrías tener acceso si no es a través de este tipo de iniciativas”, asegura Manuel Barbosa (17 años), estudiante de bachillerato.
Tras su estancia en Italia, Manuel que ha sido voluntario del GIFF durante varios años, confiesa haber regresado diferente, dice que su manera de apreciar películas cambió para bien, pues ahora considera tener un ojo más crítico y especializado. “Me fui como aficionado y regreso con un ojo más agudo. Estar en Gifffoni hizo darme cuenta que me quiero dedicar al cine de manera profesional; confío en que puede ser posible”.
Daniela Zarate (13 años) y Montserrat Arellano (16 años), completaron el jurado juvenil representativo de México, al igual que Manuel, ellas se encargaron de ver una gran cantidad de cintas para después debatirlas con jóvenes de otras naciones y votar por las que más les gustaran.
“Me sentí como una Tarantino, una Iñárritu, incluso una Burton. Ser jurado a mi corta edad fue algo muy emocionante. La verdad nunca voy olvidar esta experiencia, ya que es muy bonito seguir en contacto a través de twitter y facebook con todas las personas que pude conocer en Italia, así como haber convivido con actores de la talla de Nicholas Cage y Jessica Alba, es algo que no cambio por nada”, comenta Daniela Zarate, joven protagonista de la película “Bacalar” de Patricia Arriaga, cinta que tuvo muy buena aceptación
entre el público infantil y juvenil.
Por su parte, Montserrat Arellano asegura que todo se resume en una enorme experiencia educativa, divertida y memorable.
“A mí me interesa ser guionista de cine, así que valoré día con día mi estancia en Giffoni, sobre todo porque se trató de un crisol cultural. Me tocó conocer a gente de Venezuela, China, Brasil y Alemania. Pude descubrir otras formas de pensar, esto es muy importante para alguien que escribe.
Durante el festival platiqué con directores y escritores, quienes me explicaron cómo era la industria, ellos me dijeron que era difícil entrar, pero si era algo que realmente amaba lo iba a lograr, y eso me inspiró, me dio el valor para decidir que sí me voy a aventar a estudiar guión, pues quiero crear cosas que las personas disfruten”.
Hasta el momento, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, es la única plataforma cinematográfica que ha permitido un intercambio de esta magnitud, además de los proyectos que año con año impulsa como la Residencia GIFF y Mexicannes, debido a que entre las principales preocupaciones de este certamen, se encuentra la colaboración internacional con otros festivales del orbe.
“Desde sus orígenes el GIFF se ha interesado por desarrollar espacios de intercambio internacional, con los que se puedan desarrollar y concretar ideas en beneficio del cine de nuestro país. Es importante que quienes gustan del cine puedan tener una visión más amplia de la industria y qué mejor que sea desde temprana edad.
Yo conocí a Nastascia de la Rosa, directora de jurados juveniles de Giffoni hace un año en el Festival de Cine Doha Tribeca, ahí hablamos de nuestro interés por unir esfuerzos en pro de la educación; tiempo después nos mandó la invitación para enviar a los jóvenes. Hoy, puedo decir que GIFFONI y GIFF empiezan un camino sólido de unión y trabajo con el objetivo de impulsar nuevas generaciones de cineastas desde temprana edad, manifiesta Sarah Hoch, directora del Festival internacional de Cine de Guanajuato.
En este sentido, Montserrat, Daniela y Manuel coinciden en estar muy agradecidos por esta oportunidad, en querer repetir la experiencia y en luchar porque en México hayan más espacios que fomenten esta clase de dinámicas, pues en este caso, de no ser por el GIFF ellos jamás se habrían enterado de la existencia de Giffoni.
Es así como el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, mantiene una labor constante en brindar nuevas oportunidades para los jóvenes cineastas mexicanos.