Redacción
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Mariusz Patyra, uno de los grandes virtuosos de su instrumento a nivel mundial, confirmó en la cuadragésima edición del Festival Cervantino lo que había dejado impreso en el recuerdo del público mexicano hace cuatro años, cuando vino por primera vez nuestro país: un nivel artístico de primer orden enmarcado en una gratísima personalidad.
No es difícil para un violinista polaco nutrir su repertorio en la literatura nacional de su país; bastaría Wieniawski para llenar varios programas de concierto, es por eso que precisamente con este compositor abriera el Maestro Patyra su velada violinística.
Lo que vino después abarcó toda la gama romántica de la música europea: la dulzura eslava del checo Suk, con Canción de amor Op. 7 No. 1, el misterio fáustico del Rondó de Saint- Saëns, la seriedad de Brahms, con el Scherzo de la Sonata Fa-La-Mi; el intrincadísimo virtuosismo de Paganini con I palpiti Op. 13 y la sorpresa de un Nocturno de Chopin en arreglo de Milstein. Como encore ofreció una pieza del compositor checo Antonin Dvorak.
Numerosos violinistas polacos han visitado México: Szering (quien terminó siendo mexicano), el inolvidable Kulka en los años setenta y actualmente Olechovsky y de nuevo, Mariusz Patyra. Acudieron al recital varios paisanos violinistas de Patyra que seguramente fueron a confirmar su vocación plasmada en el más alto de los niveles.
Mariusz Patyra estuvo acompañado por otro de los grandes músicos mundiales, el pianista italiano Giovanni Casella, acompañante oficial del Concurso Internacional Niccolò Paganini y quien ha estado a su lado desde hace 11 años, desde que Patyra obtuviera el primer lugar en ese certamen.
Casella es originario de Ferrara, Italia. Estudió en el Conservatorio Giuseppe Verdi en Turín. Ha ganado numerosos premios en los concursos pianísticos nacionales e internacionales y ha ofrecido presentaciones con la Joven Orquesta del Mediterráneo
en Italia, Francia y España, así como con la Orquestra Filarmónica de Brasov en Rumania.
Mariusz Patyra ha realizado presentaciones en casi todo el mundo con agrupaciones como la Real Orquesta de Cámara de Tokio, la Orchestra Fondazione Arturo Toscanini, la Orquesta de Roma, la Orchestra Filarmonica Marchigiana, la Orquesta Filarmónica de Varsovia y la Orquesta de la Radio Polaca. Cuenta con numerosas grabaciones para la Radio de Polonia, Alemania e Italia y múltiples discos, entre otros Le quattro stagionni de Antonio Vivaldi y conciertos de Henryk Wieniawski y de Nicolò Paganini.
La presentación de Patyra en Guanajuato confirmó lo que de él se ha escrito, que deslumbra con sus interpretaciones llenas de dulzura y de tonos deliciosos por su técnica extraordinaria y sus proyecciones audaces de sonido.