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Dos pianos preparados con diferentes objetos, un piano pequeño y una armónica son los instrumentos musicales de los que el pianista alemán Moritz Eggert (1965) sacó sonidos armónicos no sólo con sus manos, sino con todo su cuerpo, además de sus vocalizaciones, para sorprender a los asistentes que se dieron cita en el Salón del Consejo Universitario, para escuchar el concierto de música contemporánea con obras de John Cage y del propio Eggert, dentro de la 40 edición del Festival Internacional Cervantino (FIC).

En 82 minutos más uno, ya que debido a la aceptación del público Moritz Eggert regaló un concierto más: 60 piezas de un segundo con introducción, prólogo, preludio, obertura y un viaje por los diferentes estados de ánimos: alegría, tristeza, humor, tragedia, todas las emociones que se conectan con la música, todo en un minuto, tocado con los pies, las manos, la nariz, los antebrazos y, por supuesto, las manos.

Oriundo de Heildelberg, Alemania, Moritz Eggert a los once años de edad ya daba conciertos y definitivamente atrapó a los espectadores con su forma de tocar el piano, así como con sus caras y movimientos corporales. La primera parte fue dedicada a John Cage (1912-1992) para conmemorar el centenario de su nacimiento. Incluyó 16 sonatas y cuatro interludios para piano preparado escritos en 1948: Sonata I, II, III y IV; Interlude 1; Sonata V, VI, VII y VIII; Interlude 2 y 3; Sonata IX, X, XI y XII; Interlude 4, y Sonata XIII, XIV, XV y XVI.

Durante la segunda parte del concierto, Moritz Eggert ofreció seis obras de su repertorio de la serie Hämmerklavier escritas entre 2004 y 2011: Hämmerklavier XXI: 3 Mikroludien (2006-2010) HV 191 1. Unnatural Selection. 2, en el que se tocan todas las teclas del piano de corrido. Holly Golightly is Surprised by a Thunderstorm on the Steps of the Fire Exit of her New York Apartment. 3. Variation upon a theme by Kai Schumacher. Hämmerklavier XXIV: Trigonometry (2011) HV 206.

Hämmerklavier XIX: Anthems of The World (Afghanistan to Zimbabwe) (2006) HV 166, obra conformada con una parte de cada uno de los 182 himnos nacionales de igual número de países del mundo, incluido un fragmento del Himno Nacional Mexicano. Hämmerklavier XVII: Advanced Kabuki (2004) HV 150.

Moritz Eggert interactúa con el público y comentó que cada día la cultura se va más por la imagen que por la misma música, entonces convirtió la pieza Hämmerklavier XX: One Man Band 2 (2009) HV 183, en todo un espectáculo. Primero desapareció del escenario, después salió brincando como un conejito, hizo caras y tocó el piano grande con todo el cuerpo, incluidas las asentaderas y de espaldas al piano, sus manos se deslizaban por él con sonidos de agudos a graves, de fuertes a suaves.

Moritz Eggert, compositor y pianista, es un músico completo, versátil y alegre. Entre su producción hay ópera para grandes y para niños, ballet, misas, big band jazz y es el creador de la música para la ceremonia de inauguración del mundial de futbol 2006 celebrado en Alemania.

En 1996 obtuvo el premio alemán Schneider/Schott y ganó el primer lugar Ad Referendum en un concurso de piano en Montreal, Canadá. En 1999 recibió el Premio Internacional Alexander Zemlinsky para Composición de Estados Unidos.

Moritz Eggert acompaña a solistas, orquestas y conjuntos de cámara. Se ha presentado en festivales y salas de concierto en Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica. Junto con el compositor hindú Sandeep Bhagwati fundó el festival para nueva música A*Devantgarde en 1991.

Después de su concierto, Eggert dio la conferencia Piano preparado y más allá y respondió a las preguntas de los asistentes sobre la música que interpretó. Habló de John Cage quien al buscar más sonidos de percusión, colocó diversos objetos entre las cuerdas del piano, para convertirlo en una orquesta de percusión que tiene un sonido similar a un clavicordio.

Cage incursionó en el budismo zen y en la experimentación de los silencios. Así nació la obra 4’33” en la cual la orquesta y su director se presentan frente al público en absoluto silencio, un remanso dentro de la vida agitada.

Así, los asistentes al concierto de Moritz Eggert fueron testigos de una expresión musical contemporánea, además del buen humor, sonrisa y luminosidad de sus ojos azules, en su tercera visita a Guanajuato y su segunda participación el Festival Internacional Cervantino, la fiesta del espíritu.

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