Gran Angular
Año 1, No. 6
Nómadas excluidos
Por Sebastián Escárcega Barrios
“¡Hasta los Epsilones son útiles!” También yo lo soy. Pero te juro que daría algo por no servir para nada.
Aldous Huxley
Un mundo feliz
Chloé Zhao zigzaguea nuevamente entre los límites del documental y la ficción con Nomadland (2020): un relato sobre la permanente travesía de los nómadas estadunidenses, quienes son un grupo de personas —mayoritariamente de edades avanzadas— que a raíz de la crisis financiera de 2008 comenzaron a habitar y viajar en casas rodantes con empleos temporales en distintas ubicaciones geográficas. Se trata de un estilo de vida austero, pero también de una alternativa viable ante la fragilidad del mercado hipotecario de aquel entonces.
Este largometraje es una adaptación del libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century, escrito por la periodista Jessica Bruder y que presenta las historias de los nómadas Linda May, Charlene Swankie y Bob Wells, quienes aparecen en la cinta interpretándose a ellos mismos y acompañan la actuación profesional y protagónica de Frances McDorman en el papel de Fern. En el filme, los personajes —tanto reales y ficticios— destacan reiterativamente que su nueva cotidianidad les da más libertades, no solo en términos de movilidad, sino que les permite liberarse del sistema que los dejó económicamente desprotegidos, a pesar de sus largos años de actividad laboral.
“Puedes romper la tiranía del dólar viviendo en un vehículo y sin tener que pagar la hipoteca o a un casero (…) Hay mucho trabajo ahí fuera, aunque no pagan bien. La clave es que si reduces tus gastos al mínimo absoluto, entonces puedes salir adelante con una cantidad de ingresos mínima. Ese es nuestro objetivo”, declaró Bob Wells para BBC.
Sin embargo, a lo largo de la cinta vemos que no solo los nómadas rechazan al sistema, también el sistema los rechaza a ellos. Viven como encapsulados; dentro de la sociedad, pero sin pertenecer a ella. El criterio para su exclusión no es la falta de una residencia fija ni su incapacidad laboral —pues todos ellos trabajan—, sino su estilo de vida de bajo consumo. Como explica Zygmunt Bauman, sociólogo ya multicitado en este espacio, la “sociedad contemporánea incorpora a sus miembros primordialmente como consumidores”, haciendo que los consumidores fallidos —como así los designa— sean relegados a una categoría más allá de la clase baja: la infraclase, conformada por los grupos ignorados por la sociedad de consumo actual, cuyas demandas y visiones no son tomadas en cuenta, y que, de acuerdo a los estándares, no aporta ningún valor. Así lo señala el autor:
“En una sociedad de consumidores —un mundo que evalúa a todos y a todo según su valor de cambio—, esa gente no tiene ningún valor de mercado, son hombres y mujeres no comercializables, y su incapacidad de alcanzar el estatus de producto coincide con (de hecho, deriva de) su incapacidad para abocarse de lleno a la tarea de consumir (…) Para cumplir el estándar de normalidad, para ser reconocido como miembro pleno y apto de la sociedad, es necesario responder rápida y eficazmente a las tentaciones del mercado consumista: hay que contribuir regularmente a la ‘demanda que deja sitio a más oferta’, mientras que en épocas de crisis o estancamiento económico es necesario apoyar la ‘recuperación basada en el consumo’”.
Una de las condiciones más interesantes y admirables que vemos en la comunidad de nómadas es su sentido de fraternidad y solidaridad, que parece surgir naturalmente luego de que dejan de perseguir las metas egocéntricas que plantea la sociedad de consumo.
“Deberíamos liberarnos de la idea de que el origen de todo placer es un deseo satisfecho. Solo la sociedad de consumo se orienta a la satisfacción de deseos”, apunta en una entrevista con El País el filósofo Byung Chul Han. Y en Nomadland vemos que cuando se abandona la búsqueda de los placeres que promete el consumismo, se vuelve más sencillo —y hasta razonable— ayudar desinteresadamente a otros, como lo hacen Wells, Swankie y May, y aunque esto implique destinar tiempo y dinero que uno podría gastar en sí mismo. Quizá por las razones contrarias es que hoy día resulta tan atractivo mostrarse “solidario” y comprometido con las causas sociales en Instagram o en Twitter, porque se recibe algo de la estima y el reconocimiento social de ser “activista”, pero sin gastar tiempo ni dinero —pero ese es otro tema.
El ritmo de la austeridad
Si las actuaciones efusivas y los cortes rápidos y constantes se han utilizado para reflejar los excesos y el derroche del capitalismo en cintas como El Gran Gatsby (2013) o El Lobo de Wall Street (2013), la propuesta de Chloé Zhao en Nomadland para expresar la opuesta vida de austeridad es un ritmo lento en la edición, con una fuerte carga de paisajismo que invita a la contemplación y actuaciones más naturales o poco teatrales. Conforme transcurren los minutos, el espectador se envuelve en una atmósfera casi estática y melancólica en la que se experimentan sensaciones y se sugieren reflexiones más profundas que intensas.
A pesar de que este largometraje evoca a diversos sentimientos mediante un discurso bien articulado, el estilo poco grandilocuente de la directora —que desentona con películas como las antes mencionadas— puede jugarle una mala pasada al público y generar en éste la idea de que se trata de una historia poco trascendente, como lo expresa la crítica de Mikel Zorrilla publicada en Espinof: “…aquí todo se siente como algo pequeñito. No hay nada de heroico en llevar una vida así, pero sí admirable en esa sensación de libertad que captura Zhao ante la falta de ataduras ante la decisión de simplemente dejarse llevar por la corriente”. Sin embargo, hay que precisar que ritmo pausado y la poca intensidad abonan a la narrativa y que la protagonista hace exactamente lo opuesto a dejarse llevar por la corriente, pues su estilo de vida es una lucha en contra del sistema y es precisamente allí en donde reside el heroísmo del personaje.
Referencias
Bauman, Z. (2007). Vida de Consumo. México: Fondo de la Cultura Económica.
Díez, B. (2021). ‘Nomadland’: así es la vida de los miles de personas que viven y viajan en casas rodantes por EE.UU. BBC. Recuperado el 23/04/2021 de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56598232
Huxley, A. (1932). Un mundo feliz. (19ª ed.). México: Editorial Porrúa.
Rendueles, C. (2020). Entrevista con Byung-Chul Han: Byung-Chul Han: “El dataísmo es una forma pornográfica de conocimiento que anula el pensamiento”. El País. Recuperado el 23/04/2021 de: https://elpais.com/cultura/2020/05/15/babelia/1589532672_574169.html
Zorrila, M. (2021). ‘Nomadland’: Frances McDormand brilla en una estupenda película que parte como gran favorita al Óscar. Espinof. Recuperado el 23/04/2021 de: https://www.espinof.com/criticas/nomadland-frances-mcdormand-brilla-estupenda-pelicula-que-parte-como-gran-favorita-al-oscar
Gran Angular
Gran angular es una columna quincenal enfocada en reflexionar y propiciar el debate sobre las películas y series del momento, desde una perspectiva que aborde los aspectos sociales y el entorno cultural en el que se desarrollan las historias; así como los temas que son relevantes para la industria del cine. Cada entrega buscará dar respuestas o argumentaciones desde la óptica de distintos autores de las ciencias sociales. La columna puede ser de interés para personas que buscan complementar y profundizar sus interpretaciones sobre diversas producciones cinematográficas.
Sebastián Escárcega Barrios
Sebastián Escárcega ha colaborado en medios digitales desde el año 2017. En su corta carrera, enfocada en periodismo cultural, ha realizado coberturas periodísticas de importantes eventos como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el festival Vive Latino, así como de diversos estrenos de películas, libros y producciones musicales. En 2017, escribió una crítica cinematográfica para el libro Cinema 24 (Notas Universitarias). Asimismo, ha publicado un par de columnas de opinión en el Heraldo de México y Ámbitos. Es egresado de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Panamericana y actualmente trabaja como publirrelacionista.