Javier Bravo
Agencias
El pulque está de regreso. Aquella bebida vilipendiada y en ocasiones satanizada, ha regresado a ser la bebida predilecta de jóvenes y adultos en la zona urbana, y, aún más, en la zona centro de la ciudad por conducto del Bar Jaibol, y gracias a la persistencia de los productores rurales que mantuvieron su manufactura aun en los tiempos más difíciles para su venta.
“Este es el elixir de los dioses aztecas. Este te nutre más que cualquier otro pisto”, asegura Arturo de Haro que desde hace ya cinco meses introdujo la bebida en el bar resultando un rotundo éxito entre los jóvenes que ven en este néctar la posibilidad de convivir pero aprovechando la herencia autóctona.
“Aquí no le ponemos nada, es pulque puro. Hay lugares en los que le echan agua, o hasta mezcal” acota Arturo ufanándose de ser el único comercializador de la ciudad en ofrecer un producto de calidad, y fresco, pues todos los días se adentra en el camino al rancho La Venta, para recorrer aproximadamente 500 metros de terracería y llegar a una de las pocas pulcatas de la zona.
“Don Toño tiene varios clientes y surte a varios negocios, pero como es el único de la región, se le acaba muy rápido, a veces quisiera que me vendiera más pero no puede. El maguey necesita hasta ocho años para su maduración y pues le falta tiempo para poder producir más” afirma De Haro.
El Jaibol
A tan sólo dos años de distancia, el Bar Jaibol ostenta una popularidad ascendente. Con cerveza, y sus respectivas micheladas, además de los licores convencionales, se han preocupado por surtir de las bebidas nacionales que en ocasiones se vuelven de las más olvidadas. Como el Charanda michoacano, o el Mezcal de gusano de maguey del estado de Guerrero o Oaxaca. El pulque entre estos se volvió el producto estrella.
El pulque ha logrado congregar a diferentes subculturas juveniles y distintos grupos sociales. Todos los días gente de la más diversa procedencia acuden para disfrutar esta bebida extraída del corazón del Maguey, para servirlos en tarros de barro, que son el signo inconfundible de un brebaje que no hace más que provocar la convivencia a todos los niveles.
“Te pone chido, no apendeja ni nada (risas). Cuando menos te lo esperas te pones gelatinoso, pero nada más, es mejor que la cerveza”, afirmó Lalo que ya departe desde las 6 de la tarde del sábado junto con sus amigos.
A esta variedad, los jaiboleros han agregado los curados, tan tradicionales como el pulque mismo. De fresa, mango, kiwi, guanábana, mamey, avena, plátano, y complementados con tres cucharadas de amaranto, se vuelve la mejor opción para los que no gustan del sabor natural. Hay para todos los paladares.
Fenómeno juvenil
El canal 22, propiedad del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), dedicó un capitulo a la nueva ola de la pulquerías dentro de su serial Esquizofrenia, titulado “¿A que sabe el pulque?”, en el cual dieron cuenta del nuevo y ascendente mercado del pulque, que tomó un siguiente aire con un extraño, pero conmovedor auge juvenil.
Grabado en la Ciudad de México, Esquizofrenia consignó que desde hace cinco años, cuando se decía que las pulquerías estaban a punto de desaparecer, comenzaron a caer jóvenes a granel que no dejaron que se terminara el consumo del pulque manteniendo activos estos centros, e incluso crearon nuevas adaptándolas a los nuevos conceptos, concibiendo verdaderos antros con venta de pulque.
El Jaibol de manera paralela ha sido la célula leonesa de dicho fenómeno, pero con la contrariedad de que la producción de pulque en este lado del país no es tan cuantiosa como en la zona del Valle de México, o incluso en la zona sur del estado de Hidalgo. Aquí, en el Bajío el pulque es más escaso.
No obstante, la demanda es creciente, el gusto por el pulque se ha multiplicado y sus seguidores van en aumento, y ya sea en el Bar Jaibol o en la pulcata misma, jóvenes y adultos no lo dejaron desaparecer. Todo indica que el pulque está de regreso.
