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El 40 Festival Internacional Cervantino tuvo un huésped de altos vuelos, proveniente de uno de los países invitados de honor, Austria, el Burgtheater de Viena que ofreció Dorian Gray, obra basada en la célebre novela de Oscar Wilde.

La puesta en escena en México no prescindió de los sofisticados recursos técnicos con los que cuenta en su sede austriaca este ente artístico, porque bastó con un andamio construido en forma de cámara de video, sobre el cual, y con diferentes recursos visuales se proyectaron escenas previamente grabadas en las cuales aparecían otros actores que dialogaron con perfecta sincronía con el único actor presente, Markus Mayer.

Toda vez que la dramaturgia de la pieza parte fundamentalmente de las situaciones que el protagonista se crea a sí mismo, el público fue construyendo una red de afinidades y contextos comunes que establecieron un puente entre el escenario, la sala, los conflictos internos del protagonista, quien junto con otros dos personajes que fueron previamente grabados, Basil, el pintor y Lord Henry, recrearon la fuerza que los pensamientos juegan en el abismo del yo, el ello y el super yo. En la pieza todas las barreras de la mente se vienen abajo.

El personaje de Wilde guarda impresionantes similitudes con ciertos personajes de la vida pública nuestra. La obsesión por enmascarar el deterioro físico que la vejez conlleva y la corrupción moral más acendrada, son lugares comunes en la vida nacional en un país que, como contrapartida, sólo cuenta con su cultura. Markus Meyer, con agilidad, se deslizó pro cada uno de los espacios del andamio para dialogar con las imágenes y con sí mismo. Una máscara, que al final deshizo, quebró el sueño de la vida.

De esta forma el culto a la juventud y a la realización personal fueron analizados mediante un discurso que se desarrolló en las 15 pantallas montadas sobre una estructura de acero flexible, en la cual el actor mostrará su versatilidad actoral y acrobática.

Markus Meyer (Cloppenburg, Alemania,1971) forma parte del Burgtheater y ha participado en infinidad de puestas como Romeo y Julieta, dirigida por Sebastian

Hartmann (2007), con el papel de Mercutio; en Macbeth, dirigida por Stephan Kimmig (2008), donde personificó a Malcom; y en Peter Pan, dirigida por Annette Raffalt (2011), por mencionar algunas.

Bastian Kraft nació en 1980 en Göppingen, Alemania, estudió arte dramático en Giessen y durante su etapa escolar produjo, junto con sus compañeros, Bunbury, de Oscar Wilde, que se presentó en el Teatro Municipal de Giessen; La enfermedad de la muerte de Marguerite Duras, y Alice de Lewis Carroll. De 2007 a 2010 fue director asistente en el Burgtheater de Austria, considerado uno de los mejores teatros de Europa, al lado de Matthias Hartmann, Stephan Kimmig, Martin Kušej, Ruedi Häusermann y Lars-Ole Walburg.

Entre sus producciones se cuentan: Freud y sus consecuencias: Mas allá del principio del placer. Episodio 6: Tabú (2009); Momo de Michael Ende (2010); Amerika de Franz Kafka, y Werther de J. W. Goethe (2011).

El montaje para Dorian Gray fue diseñado por Peter Baur; la música es de Arthur Fussy; el vestuario de Dagmar Bald; el texto literario de Barbara Sommer; la iluminación de Michael Hofer y el video de Michael Schüller, Peter Baur y Alexander Richter.

Así, la adaptación Dorian Gray llegó a la fiesta del espíritu directamente desde una de las joyas arquitectónicas de Viena: El Burgtheater, uno de los teatros más grandes del mundo y poseedor de un mecanismo tecnológico avanzado, capaz de cambiar de escenario en sólo 40 segundos.

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